Obra nueva o rehabilitación…?
Opinión
El estallido de la burbuja inmobiliaria ha afectado dramáticamente al sector de la construcción y se ha llevado por delante al sector industrial que la alimentaba. La sangría de las empresas que han ido cerrando en estos últimos años todavía no se ha cortado, y las que subsisten lo hacen con gran dificultad.
Ante este panorama cabe preguntarse, ¿hacia dónde vamos?, ¿hay salida?, ¿hay alternativas?…
Es evidente que gran parte del desempleo en España se debe a un modelo de edificación insostenible. Las cifras de paro no mejorarán hasta que esta se reinvente
Durante la época de bonanza se ha construido un número de viviendas nuevas con una media anual muy superior a la media europea. Hemos construido viviendas de primera residencia y viviendas para ocio y vacaciones, de las cuales, muchas de ellas ahora están vacías y sin posibilidad de atraer a esos clientes potenciales que no acaban de llegar,. Pero sigue habiendo necesidad de viviendas.
Y sin embargo, durante todo el ciclo de crecimiento hemos relegado a un segundo o tercer plano algo que hemos olvidado que también hay que conservar y mantener: Nuestro parque de viviendas en los cascos históricos o en barriadas consolidadas que conforman nuestros pueblos, ciudades, y que es parte de nuestro patrimonio.
Se había optado por desechar lo viejo y potenciar lo nuevo. No hemos potenciado la cultura de mantener y conservar nuestras viviendas, adaptándolas a las nuevas necesidades de sus habitantes. Nadie, en este país, tras la compra un coche ignora que cada ciertos kms recorridos tiene que cambiar el aceite y hacer un mantenimiento. Sin embargo cuando compramos una vivienda, que es la mayor inversión que hacemos en nuestras vidas, parece que no somos conscientes de que también es necesario “cambiar el aceite” y “hacer alguna revisión” cada cierto tiempo.
Tenemos un parque de viviendas muy numeroso construido con anterioridad a los años 90; fechas en la que empieza el boom de la construcción en España. Viviendas construidas con los materiales y la tecnología propia de la época, y que en la mayoría de los casos no han tenido ninguna actuación de conservación, salvo las intervenciones por urgencia de reparaciones.
Este patrimonio ha sido el gran olvidado durante estos últimos años, y es en él en donde tenemos el futuro. La vida útil de un edificio suele estimarse en torno a los 80 años, pero esto sólo es posible si hay una política de conservación y mantenimiento que garantice su habitabilidad. Estamos hablando de REHABILITACIÓN.
Conceptualmente podemos entender como Rehabilitación de un edificio la aplicación de una serie de medidas que tienen por objeto recuperar la funcionalidad del mismo, incluso mejorándolo.
Con las intervenciones en Rehabilitación, no sólo se obtiene un edificio más sano, más duradero y más confortable, sino que también dignificamos y mejoramos la calidad de vida de sus habitantes.
Pero no solo hay motivos sociales para apoyar y defender la Rehabilitación. Hay, también, poderosas razones económicas. Según algunos estudios, el apoyo público necesario para crear cada nuevo empleo en rehabilitación de hogares españoles oscila entre 13.500 y 14.500 euros, mientras que el coste medio del subsidio de una persona desempleada es de unos 19.500 euros.
Ante estos datos cabe pensar que es más rentable invertir en Rehabilitación. No deberíamos tener duda.
La Rehabilitación no es antónimo de Construcción, es otra vía donde encauzar el potencial industrial y de nuevas tecnologías que tenemos y que está adormecido.
La Rehabilitación necesita del ingenio de los profesionales y de la habilidad de nuestros especialistas. Cada obra de rehabilitación es un mundo nuevo, con sus propias dificultades y sus propias satisfacciones. No hay dos obras iguales en rehabilitación. Cada intervención puede equipararse a la búsqueda de un tesoro, el cual sabemos que existe y es la recuperación y puesta en valor del edificio.
La proporción de creación de puestos de trabajo en inversiones para Rehabilitación es mucho mayor que la generada con la misma inversión en obra nueva.
La situación económica actual pone de manifiesto esta alternativa. Cuando no podemos adquirir algo nuevo reparamos lo que tenemos. Apostemos por esta vía, por la recuperación y mejora de nuestro parque de viviendas. Para ello es necesario que tanto lo empresarios, como los colectivos sociales, y especialmente, nuestros políticos, tomemos conciencia de que la Rehabilitación es un camino posible para iniciar el camino de la recuperación en el más amplio sentido de la palabra.
Además, hoy, con muchas personas al borde de la pobreza energética, no se entendería una rehabilitación sin el adjetivo que debería acompañarla siempre: REHABILITACIÓN ENERGÉTICA. Pero de esto hablaremos en otra ocasión….
Valentín Pardo Haba
Arquitecto Técnico.
Director Técnico de EQE CONSULTORES, S.L.